La propuesta del gobierno de recortar presupuesto a la
infraestructura sanitaria pública responde a la tónica habitual de recortes que
está definiendo a esta legislatura, y que no aporta novedades respecto a la
anterior. Cabe preguntarse a qué intereses responden todas estas medidas de
ajuste, ya que en un principio parecen solo responder a las expectativas de los
mercados y de los socios europeos más poderosos, que solo tienen apuntados en
sus calendarios
personalizados sus propios intereses.
Actualmente contamos con uno de los mejores sistemas
sanitarios del mundo, algo que nos ha llevado mucho tiempo conseguir, y lo
cierto es que no es de los mas caros. Estamos en la media europea en lo
referente a inversión en sanidad pública, y sin embargo disfrutamos de un
servicio que está muy por encima de la media, motivo por el que la sanidad
privada no termina de triunfar en nuestro país.
Parece que lo único que saben hacer nuestros políticos desde
su sillon
es recortar por donde puedan (o donde les interese) ya que no aportan
soluciones que incentiven la creación de nuevos puestos de trabajo. Se lavan
las manos con un dispensador
jabon, y listo. La inversión en investigación y desarrollo en nuestro país
es prácticamente nula, lo que nos condena a la mediocridad, ya que aquellos que
pueden aportar nuevas ideas no tienen mas remedio que desarrollar sus proyectos
en otros países.
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